El examen de los senos por la misma persona, debe ser una práctica rutinaria
a partir de los 20 años de edad.
El examen debe hacerse cada mes en una época que no coincida con la
menstruación y de acuerdo con un procedimiento que se describe a continuación:
De pie frente a un espejo y con el torso desnudo, levante sus manos sobre
la cabeza y observe cuidadosamente sus senos para descubrir anormalidades
tales como fluidos de los pezones, pequeños hoyuelos o descamaciones de la piel.
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Entrelace las manos detrás de la cabeza y presiónelas hacia adelante.
Enseguida afirme las manos sobre la cadera y arquee los brazos suavemente
hacia el espejo, mientras empuja sus hombros y codos hacia adelante.
Con este sabrá si hay o no cambios en el contorno de los senos.
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Ahora examínelos manualmente. Puede hacerlo mientras se ducha,
pues la piel mojada y enjabonada facilita el desplazamiento de los dedos.
Levante el brazo izquierdo y con los dedos de la mano derecha palpe
su seno izquierdo firmemente y en toda su extensión, comenzando por la orilla
más externa en pequeños círculos, lentamente y alrededor del seno, acercándose
lentamente hacia el pezón.
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Ponga especial atención en el área comprendida entre el seno y la axila
y en la axila misma.
El examen debe hacerlo de tal manera que se presione el tejido mamario
contra las costillas.
Trate de sentir la presencia de alguna masa o abultamiento inusual.
Oprima suavemente el pezón para verificar que no presenta fluidos anormales.
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Realice el mismo paso con su seno derecho, y la mano izquierda.
Repita el segundo paso mientras reposa sobre una superficie lisa, con uno
de los brazos sobre la cabeza y una almohada o una toalla doblada bajo su hombro,
en el costado que va a examinar.
La persona aprende a conocer sus senos y a saber qué ha estado allí siempre
y qué se ha desarrollado de nuevo. Ante la duda del desarrollo de una
masa anormal, la mujer debe consultar al médico.
Una de las alteraciones más frecuentes de los senos es la llamada enfermedad
fibroquística, caracterizada por pequeños quistes e induraciones que le dan a los senos
una apariencia irregular a la palpación.
La enfermedad fibroquística tiende a acentuarse en los días premenstruales
y durante la menstruación, cuando los senos son dolorosos y los quistes pueden
ser más prominentes; aunque es una entidad benigna, es necesario hacer exámenes
periódicos para descartar otras alteraciones y para detectar a tiempo masas anormales
que pueden confundirse con quistes e induraciones.
Señales de alarma
Durante el examen de los senos es necesario observar si se presenta uno o varios de los
siguientes signos, algunos ya mencionados atrás.
· Salida de algún líquido a través del pezón
· Cambios en la apariencia física del pezón
· Secreción crónica de un líquido sanguinolento o del pezón
· Cambios en el contorno y simetría de los senos
· Tensión o picazón en alguno de los senos aún después del ciclo menstrual
· Hoyuelos o hendiduras de la piel en alguno de los senos
· Presencia de una masa
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